Existe gran controversia, no solo por los mitos y la desinformación, sino por el riesgo negativo en la percepción de autoimagen cuando estos tratamientos son mal orientados.
Cualquier tratamiento cosmético de bajo riesgo (como unos rayitos en el pelo) a alto riesgo (como tratamientos quirúrgicos definitivos como liposucción), debes hacerte las siguientes preguntas: ¿A quién estamos complaciendo? ¿Quién propuso estos objetivos trazados? ¿Cuánta energía y tiempo del día me toma ver este “defecto”?.
Mientras orientemos adecuadamente nuestras motivaciones hacia un fin sano y resonante con la autopercepción, estos procedimientos tienen una adecuada indicación en buenas manos.
Lo maravilloso del botox es su posibilidad de individualizar. A ti te gusta la ropa de colores, a mi me gusta blanco y negro. A X paciente le gusta quedar “templado” y sin rango de movimiento, a paciente Y le encanta la naturalidad. El fin preventivo es posible complacerlo en ambos casos mientras el profesional esté entrenado en técnicas avanzadas para personalizar cada caso. Si a esta edad que tienes, vemos que en consulta la toxina botulínica no alcanza ni siquiera unos fines preventivos, entonces si, eres muy joven todavía para botox.
¿Quieren un chisme? ¿Cuándo no? La cara del Dr. Escalante conoció la toxina botulínica a sus 26 años y la de la Dra. Nathalia a los 28, ambos empezaron cuando estaban seguros que eso era lo que querían para ellos mismos en manos de expertos.
